Esta es una tarta sencillamente deliciosa, suave...
La receta se la tomé prestada a mi amiga Pepi Pi del blog "Un cachiño doce". Pasaros por su blog y veréis qué recetas tan fantásticas tiene, una fotografía cuidada... Es un blog por el que apetece pasear y curiosear, siempre encuentras una receta sorprendente, apetecible...
Necesitamos:
Para la masa quebrada (yo usé la receta que hago siempre, la de ella la tenéis en el link que os dejo arriba):
- 200 g de harina normal
- 6 cucharadas de aceite de girasol
- 6 cucharadas de leche entera
- 50 g de azúcar
- una pizca de sal
Para el relleno:
- 100 ml de nata
- 400 g de queso suave tipo mascarpone
- ralladura de 1 limón ( no usé la ralladura de naranja que lleva la receta original)
- 4 huevos
- 100 g de azúcar
- unas gotitas de esencia de vainilla
Empezamos:
Para preparar la masa quebrada colocamos la harina en forma de volcán y le ponemos en el centro el aceite y vamos mezclando con los dedos. Añadimos la pizca de sal y el azúcar. Vamos añadiendo poco a poco la leche y amasando hasta obtener una masa homogénea. Dejamos reposar una hora.
Pasado este tiempo, enharinamos una superficie de trabajo y estiramos la masa lo suficiente para forrar el molde que hemos escogido. En este caso uno rectangular al que he pincelado con mantequilla y he añadido azúcar en vez de harina, me gusta más cómo queda.
Pinchamos con un tenedor la masa y dejamos reposar mientras preparamos el relleno.
En un bol amplio batimos con un tenedor el queso hasta que esté suave. Es mejor sacarlo con tiempo de la nevera. Mezclamos con las yemas, el azúcar, la ralladura de limón y las gotita de esencia de vainilla.
Montamos la nata y la incorporamos con cuidado a la crema de queso, Montamos las claras a punto de nieve y las añadimos con movimientos envolventes a la mezcla anterior, con cuidado para que no se bajen.
Precalentamos el horno a 170º, y volcamos esta crema en el molde forrado con la pasta quebrada. Estará cocida en unos 45 minutos, dependiendo del grosor de la tarta. Para saber si está lista la pinchamos con una brocheta de madera y si sale limpia es que podemos apagar el horno. Si la tarta se dora mucho y aun no está hecha la debemos tapar con un papel de aluminio.
Dejamos enfriar como mínimo dos horas antes de desmoldar.
Decoramos con azúcar glas.
Bo proveito!¡Buen provecho!